MANUAL DE PRÁCTICA

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Preparación del ano para la penetración: lubricación, distensión e inicio de la penetración

Lubricación

Contrariamente a la vulva y la vagina, el ano y el recto no segregan lubricación natural que facilite la relación sexual. Tampoco estos músculos tienen una elasticidad que les permitan dilatarse naturalmente. Por ello, la penetración anal debe ser practicada con sumo cuidado, para evitar la propensión existente a los desgarros y fisuras anales.

Por este motivo, cuando se practica sexo anal, suele usarse algún lubricante para facilitar la penetración. En cuanto a los lubricantes naturales, son muy frecuentes el uso de la saliva o bien practicar la penetración anal después de la vaginal. Pero, como ambos líquidos se evaporan rápidamente, la penetración tendría que ser inmediata. Aún así, no suelen ofrecer gran garantía. Por ello, la mejor opción es recurrir a lubricantes artificiales. Es conveniente que el lubricante se aplique en el pene, en el ano y en cualquier objeto que se vaya a introducir en el mismo.

En caso de sexo anal con condón, se debe tener especial cuidado en emplear un lubricante que sea compatible con preservativo. El lubricante recomendado sería uno de base acuosa de buena calidad. Los de base oleica es mejor evitarlos porque pueden dañar el látex. Por motivos de higiene siempre es recomendable el uso de condón, incluso en la penetración con objetos.

La aplicación del lubricante debe conllevar su morbo y su parte de excitación sensorial; en este sentido puede ser conveniente —si no se siente reparo a ello—, pasar la lengua por el ano de la otra persona, e introducirle los dedos impregnados con lubricante con suavidad, lo que ayudaría a dilatar y relajar el ano de la persona que va a ser penetrada, y reduciría significamente la sensación de dolor inicial de la penetración.

Relajación del músculo del ano y dilatación del esfínter

Como normalmente el músculo del ano (esfínter anal) se encuentra cerrado, el sexo anal podría ser doloroso si previamente no se tiene la precaución de distender este músculo (una buena manera sería la realización de juegos sexuales). Se recomienda dilatar o «ablandar» el esfínter anal previamente con aceite emulsionado, otros geles especiales, cremas o saliva e introduciendo lentamente un dedo en el ano, moviéndolo suavemente para luego ir engrosando con otro y otro y llegar a producir una expansión progresiva del músculo.

Además puede resultar útil el empleo de un dilatador anal o consolador, generalmente de forma cónica, aunque puede haber otras variantes como bolitas unidas que cada vez tienen un tamaño más grande. El principio es el mismo: jugar con el ano para que éste se acostumbre a tener algo dentro y se relaje.

Inicio de la penetración

Para reducir las sensaciones de dolor es importante realizar la inserción del pene o del objeto de manera paulatina, lo que permitirá que se produzca una dilatación y adaptación gradual de los músculos. En ocasiones ayuda empujar ligeramente el objeto introducido como si se estuviera defecando para que la dilatación sea más rápida. En un primer momento quizás puede suponer extraño realizar este gesto cuando no se está defecando, pero ello no producirá ninguna expulsión inesperada o indeseada de la materia fecal, por lo que se puede empujar sin miedo.

Placer en la fase de penetración

En el coito anal o pedicación la mujer obtiene en gran medida su placer al ser estimulado el útero, el cual frecuentemente es poco estimulado en el coito vaginal. El hombre lo obtiene a través de la estimulación de su próstata.

La penetración anal exige generalmente la elección de un ángulo apropiado, pues el ano es más apretado y menos flexible que la vagina. En el caso de la ilustración, se observa que la cadera del hombre está relativamente más alta que la de la mujer.

Usualmente la persona penetrada complementa el coito anal con la masturbación, lo que contribuye a una multiplicación del placer y a relajarle la musculatura anal, con la consecuente facilitación y mejoramiento de la penetración anal. Por otra parte, las terminaciones nerviosas excitables en la zona ano-rectal son centenares de veces más numerosas que en la vagina (en el coito vaginal la condensación neural se restringe al clítoris y, eventualmente al llamado «punto G»; así —si no existen fobias— la penetración anal puede llegar a ser más placentera para la mujer. En el momento en el que la pareja «pasiva» (la persona penetrada) logra el orgasmo, contrae fuertemente la musculatura anal provocando una fuerte presión sobre el amante activo lo que le facilita a éste el orgasmo.

El placer procurado por el coito anal no sólo deriva de las sensaciones físicas, sino también de las subjetivas («romper un tabú» por ejemplo) y de una reminiscencia de la fase o estado anal (según el psicoanálisis).

Sin embargo, la mujer frecuentemente se encuentra desde la infancia condicionada para considerar como «negativo» al coito anal, de modo que un intento compulsivo de llevarle a un coito anal puede ser percibido por ella como una especie de violación, de esto se entiende que la relación debe hacerse con el máximo acuerdo posible.

Masturbación anal

La masturbación anal es la autoestimulación enfocada en el área del ano. Los métodos más comunes para la masturbación anal incluyen la inserción de uno o más dedos, algún tipo de juguete sexual, e incluso elementos no específicos. De todos ellos el sistema más común suele ser el uso de los dedos. Es importante, para no sentir dolor la persona penetrada y no dañar sus paredes rectales, que las uñas estén bien cortas.

La masturbación anal puede aplicarse en hombres y mujeres de cualquier orientación sexual, ya que el ano contiene numerosas terminaciones nerviosas que pueden ser estimuladas. En los hombres, la masturbación anal es especialmente placentera ya que delante del recto se encuentra la próstata, que también contiene terminaciones nerviosas. Existen, además, en el mercado algunos juguetes sexuales cuyo objetivo es la estimulación de la próstata. En las mujeres, la inserción de un objeto en el interior del ano puede estimular directamente la vagina. La estimulacón anal puede, tanto en hombre como en mujeres, intensificar notoriamente el orgasmo.

El uso de enemas, por razones de higiene, suele ser el paso previo a la masturbación anal, pero también puede ser una forma de masturbación en sí misma: es lo que se conoce como clismafilia. Sin embargo, se debe tener en cuenta que el abuso de enemas puede llevar con frecuencia a una dependencia física para el correcto funcionamiento del intestino.

Técnicas para favorecer el orgasmo: masturbación, objetos y ayuda de una tercera persona

La estimulación simultanea del clítoris y de la vagina en la mujer puede favorecer el orgasmo, lo que se puede lograr mediante la combinación de la penetración con la masturbación manual o con consoladores. Asimismo este placer se puede obtener en sexo en grupo mediante la ayuda de una tercera persona, bien mediante sexo oral o incluso con la práctica de una doble penetración vagino-anal. Otra posible combinación en pareja es introducir un consolador en el ano y penetrar a la pareja vaginalmente o practicarle un cunnilingus simultáneamente.

El ano contiene gran cantidad de terminaciones nerviosas que al ser estimuladasplacer, estas terminaciones nerviosas siguen en gran medida la misma vía anatómica que las del clítoris. En el hombre, además, la penetración anal puede estimular la próstata, obteniendo orgasmos más intensos. En el caso del orgasmo del hombre puede generarse si teniendo sexo en grupo una de las personas le introduce el dedo en el ano durante el coito que le realiza a la otra persona. ocasionan